Signo 5-3.

El refrán de Oshe Oggunda dice:

Lo que se abandona, no se recoge de nuevo.

En Oshe Oggunda te aconsejan:

Oshún, Orunla, Obbatalá, Elegguá, Oyá, Oggún, Odduduwa, Shangó, Babalú Ayé, Olókun, Ozaín, Ikú.

Entorno actual de Oshe Oggunda:

Hay debilidades sexuales. En osogbo hay pérdida de salud por derrame de sangre u operaciones. Ha sido víctima de reemplazos sociales, sexuales, familiares, económicos y de salud. Usted se siente en tinieblas, su vida no continúa igual aun cuando le es difícil reconocerlo.

Patakí. El gorila.

Había una vez un rey que tenía varios hijos a los cuales había enseñado el arte de la guerra, cuyo rey gobernaba a su pueblo con recias leyes contra los infractores, pero al mismo tiempo era benévolo con los que se acataban a las leyes impuestas, siendo estos últimos los más favorecidos, pero como siempre sucede, los menos que eran afectados, se reunieron en complot para derrotar al rey.

Pero para ellos poder llevar a cabo esa conjura, tuvieron que aliarse con una tribu vecina que deseaba expandir su territorio, y por tal razón se prestaron al requerimiento de aquellos traidores. Al poco tiempo estallo una cruenta guerra entre las dos tribus, en la que tomaron parte como cabecillas los traidores ávidos de poder, más el rey al presentir la derrota, decreto que sus hijos y demás seguidores abandonara la lucha y se internaran en el monte (la selva).

Sucedió que los únicos que pudieron escapar fueron el rey y sus hijos y unos pocos adictos al soberano, siendo estos perseguidos pero no pudieron dar con ellos, pues se pudieron internar en lo profundo de la selva. Advertida la fuga del rey y los suyos, los enemigos deseosos de tomar venganza en ellos los persiguieron día y noche y los acosaron como si fueran fieras.

Y sucedió que en una de esas noches en que la luna es clara y brillante, sus perseguidores encontraron en el tronco de un viejo árbol, un gorila a quien tomándolo por uno de sus fugitivos, lo acribillaron a lanzadas. Allí quedo muerto el animal, mientras sus perseguidores engañados regresaron a su tribu cantando a grandes voces, la gloriosa hazaña.

Los hijos del rey que se habían dispersado por la selva, oyeron en canto de victoria de los contrarios y creyeron que tanto el rey como alguno de los suyos habían sido víctimas del vencedor, por lo que buscaron incansablemente por la selva, el cadáver de su padre. Pero por más que buscaron no hallaron otro cadáver que el del gorila que yacía junto al árbol, con muchas lanzas clavadas en su cuerpo.

Esto les explico el engaño sufrido por los mortales enemigos, que a ellos por supuesto los libraba de una muerte segura. En gratitud del sacrificio del inocente gorila, ordenaron a los pocos que pudieron huir, la prohibición de comer en lo sucesivo la carne de este animal. el rey derrotado después de este instante, pudo reunir a los suyos y fomentar otra tribu la cual fue prospera a partir de ese momento.

Nota: Su derrota fue causada por no cumplir con Shangó y Oshún.