Signo 10-1.

El refrán de Ofun Okana dice:

Al que maldice, lo maldicen.

En Ofun Okana te aconsejan:

Elegguá, Obbatalá, Ozaín, Odduduwa, Eggun, Oggún, Yewá, Obbatalá, Oshún, Nana Burukú, Babalú ayé.

Entorno actual de Ofun Okana:

Usted siente que sus cosas se le están paralizando y que ha ido perdiendo posición, dinero y salud.

Patakí. Las tres fuerzas.

En este camino habían tres hermanos jóvenes, dos varones y una hembra que se dirigían cierto día camino al pueblo de uno de sus más allegados familiares a quienes iban a visitar y sucedió que estando cansado el hermano mayor vio subir por el tronco de un árbol a un conejo el cual desapareció por un hueco que en el había, tomo una piedra de regular tamaño y la tiro al árbol con tal puntería que cerró con ella el hueco por donde el conejo había escapado, entonces el segundo de los hermanos tomo otra piedra la arrojo contra dicho árbol con tal fuerza que lo derribo pudiendo así apoderarse del conejo que había muerto a consecuencia del golpe.

Le dieron el animal a su hermana y continuaron el camino, sin descanso anduvieron hasta llegar a una encrucijada donde se dispusieron a reparar sus fuerzas, mas grande fue la sorpresa de los hermanos cuando la hermana les dijo, sentémonos aquí y vamos a comer el conejo que tengo ya cocinado y sus hermanos se extrañaron de cómo había podido su hermana realizar aquel prodigio si no se había detenido por el camino, ni encendido fuego, ni encontrado agua, ni siquiera sal habían llevado.

Pero ante la evidencia del animal perfectamente aderezado que su hermana les presento, sin pretender averiguar el misterio se sentaron a comer y comieron, pero una vez acabado el festín el mayor de los hermanos hablo de esta manera: cosa grande he hecho sin no hubiera sido por mi vista que vio al conejo y mi puntería que cerró el agujero hoy no habríamos comido.

No hermano dijo el mediano, este festín se le debe a mi fuerza que rompió el árbol y la piedra nos permitió apoderarnos del conejo, pero la hermana replico a los dos ni tu vista ni tu puntería fueron suficientes, como tampoco lo fue la fuerza para que hubiéramos podido ahora saciar nuestra hambre con el conejo, si yo no las hubiera ingeniado para cocinar sin fuego, sin agua y sin sal. Mas aquellos hermanos que habían mostrado ser inteligentes en lograr su comida estuvieron discutiendo y aun lo seguían haciendo para descifrar cuál de ellos ejecuto acción de más valor.